Mireia Aguado
Decidí estudiar fisioterapia para ayudar a las personas a mejorar su salud con todas las herramientas posibles: mis conocimientos sobre la materia y mis manos.
Pero para ayudar a alguien con un problema de salud, es necesario saber bien cómo funciona nuestro cuerpo humano y porque enferma. Y la propia definición de salud (estado de bienestar completo físico, psíquico y social, según la OMS) es la que me guió en mis estudios posteriores de especialización.
La osteopatía me ayudó a entender cómo se relacionaban todos los sistemas físicos del cuerpo humano: musculoesquelético, digestivo, nervioso…
La psiconeuroinmunología me aportó conocimientos sobre la relación entre lo físico, mental y social, pudiendo entender por ejemplo, cómo un problema emocional puede acarrear o repercutir en un problema físico. Asimismo, pude aprender sobre qué hábitos de vida nos ayudan a mantener nuestra salud (ejercicio físico, alimentación, gestión emocional, descanso…).
Finalmente, elegí la especialización en pelviperineología (uroginecología, coloproctología y entre otras, disfunciones del suelo pélvico) para tratar la salud desde nuestros inicios. Y es que nuestra salud comienza en los primeros años de vida, y una mujer sana dará a luz un niño o niña sana.
Nuria Aguado
Siempre me ha apasionado el estilo de vida saludable y tenía claro que quería dedicarme a algo relacionado con las ciencias de la salud. Me decanté por estudiar el grado de Fisioterapia, ya que es una profesión que te permite ayudar y mejorar la calidad de vida de las personas.
Siempre me imaginaba dedicarme a la fisioterapia en el ámbito deportivo, pero en mi último año de universidad realicé prácticas en un centro pediátrico y fue entonces cuando descubrí una parte de la fisioterapia que me encantó, porque ayudas a las personas desde su inicio en la vida y con ello a crecer con salud.
La fisioterapia pediátrica me ha enseñado a prevenir, asesorar y tratar a bebés y niños con cualquier problema dentro del ámbito respiratorio, neurológico, traumatológico y patologías comunes durante los primeros meses de vida de los bebés.
He aprendido que mis tratamientos no deben solo centrarse en el cuerpo del paciente, hay que echar un paso hacia atrás para observar y valorar todo lo que rodea a la persona para que el resultado sea más efectivo.